“Déjennos vivir”, Cristina Escobar en la Cumbre de los Pueblos 2022
Hola. Gracias por invitarme. Aunque el gobierno del país en el que está ocurriendo ese evento nos haya cerrado las puertas, no pasa nada, estamos acostumbrados a eso.
Mi nombre es Cristina. Nací en La Habana en un barrio obrero. Mi casa estaba situada en la esquina de dos calles con los nombres más intrigantes, Reforma y Compromiso, una especie de insinuación de lo que sería mi vida. Estudié periodismo aquí en La Habana y luego hice un máster en Londres.
Hice la universidad para obtener mi licenciatura en periodismo sin pagar un centavo, y nunca he visto un tiroteo en mi vida. Soy miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y también soy madre de una bebé de dos años que habla mucho.
El nombre de este panel deja espacio para muchas historias. El coste de las acciones estadounidenses en mi país es imposible de describir en cinco minutos. Intentaré darles una idea utilizando algunos ejemplos de mi propia vida.
Mi entrada en el activismo fue como manifestante frente a la embajada estadounidense aquí en La Habana. Era 1999 y un niño de cinco años fue llevado por su madre hasta Miami a través del estrecho de Florida.
Todos murieron, excepto el niño, quien sobrevivió milagrosamente y llegó a Miami. La familia que ni siquiera lo conocía, lo utilizó como una oportunidad de autopromoción, rédito político y dinero.
Se negaron a devolverlo a su padre que exigía su regreso ansiosamente. El líder cubano, Fidel Castro, avizoró que la única forma de recuperar al niño era mediante un masivo y visible rechazo a su secuestro, un secuestro, por cierto, detrás del cual estaba el muy bien financiado lobby cubano-americano.
Protesté por días y semanas. Fue una larga batalla hasta que finalmente el entonces presidente Bill Clinton dijo que el niño era de su padre y el FBI tuvo que entrar en la casa para sacarlo. Hoy, él es un padre saludable y feliz
Durante mi adolescencia, una experiencia me llevó a un punto en el que tuve que participar, tuve que involucrarme, y fue por la causa correcta. Mi vida ha estado marcada por la austeridad y resiliencia como la mayoría de los cubanos debido a los muchos obstáculos que las sanciones de EE.UU han impuesto.
Este país está bajo el más amplio y completo sistema de sanciones jamás impuestas por el país más poderoso del mundo. La resiliencia del pueblo cubano debe ser estudiada por los expertos porque es excepcional.
Cuando los presidentes de los EE.UU. y Cuba anunciaron el restablecimiento de relaciones el 17 de diciembre de 2014, se estaba haciendo historia. En ese momento yo cubría las relaciones entre Cuba y EE.UU. y pasé esos meses observando un cambio evidente de estrategia, pero no de propósito.
Un cambio de régimen en Cuba, no permitir que este país sea totalmente independiente, no aceptar el camino que hemos elegido de justicia social, esas son piedras trabadas en el núcleo de todos los presidentes estadounidenses desde 1959.
Pero Barack Obama fue lo suficientemente valiente para no usar la Florida como excusa, y abrir una estrategia diferente en consonancia con los intereses nacionales de EE.UU. Aun así, las sanciones quedaron intactas y los inexplicables incidentes acústicos que se han visto en todo el mundo, incluyendo los EE.UU. fueron utilizados como excusa para cerrar los servicios consulares y así, cerrar las puertas de los EE.UU a los cubanos.
Donald Trump llevó las relaciones entre los dos países a su peor punto en 30 años probablemente
y Joe Biden ha dejado todo intacto sin tener el valor para elaborar su propia estrategia sobre Cuba.
Dos últimos ejemplos. En medio de la pandemia, la única planta de oxígeno medicinal en Cuba se rompió. La gente murió en los hospitales por la falta de oxígeno. Durante esos mismos días, Washington se negó a vender ventiladores a Cuba y usó la COVID-19 como el aliado perfecto para promover tal desesperación que algunas personas se volvieron contra su propio gobierno.
De nuevo, la resistencia de estas personas creó otra historia épica invisible para los principales medios de comunicación internacionales. Cuba creó tres vacunas seguras y ha inmunizado a más del 80%. de su población con vacunas de producción nacional. Busquen. No encontrarán otra historia de éxito como esta.
Y un último ejemplo. Este no es fácil para mí. Mi mejor amiga tuvo un bebé hace tres años. Es una niña brillante y curiosa, pero necesita un trasplante de hígado, que es algo que se puede hacer en Cuba, aunque se vea como una cirugía del primer mundo.
El único obstáculo es un reducido número de materiales quirúrgicos y medicamentos que son casi imposibles de conseguir debido a las sanciones. Y esto nos lleva de nuevo al bloqueo diseñado para promover el cambio de régimen. Un bloqueo que está dirigido contra el gobierno, dicen ellos pero hace más difícil, si no imposible para un niño de tres años recibir un trasplante de hígado que pueda salvar su vida
Cuba tiene muchos retos internos. Debemos aceptar aún más el ejercicio de la crítica. Necesitamos un modelo de prensa más ajustado a nuestro público joven. Debemos pensar más allá de la perspectiva de fortaleza sitiada.
Dicen que el propósito es el de convertir a este país en una democracia, pero en este contexto eso significa subordinación a los intereses de Washington. Creo en la libertad, en la democracia, la de verdad, y en la mejoría de muchas cosas en mi propio país.
Verlo prosperar es un sueño que me inspira y me hace soportar muchos sacrificios. Dicen que somos terroristas y nos pusieron en la lista. Dicen que somos antidemocráticos, pero no nos dejan ir a los Estados Unidos para hablar.
Dicen que únicamente aceptamos una sola forma de pensar, pero luego protegen y patrocinan la oposición en Cuba, convirtiéndolo en un trabajo muy bien pagado
Una última idea, este es el mensaje, todos ustedes pueden convertirse en embajadores de la verdad de Cuba. Y esto es lo que queremos decir: Déjennos vivir y descubrir la solución a nuestros propios problemas.
Gracias de nuevo por esta oportunidad y por la valentía de oponerse a la injusticia. Estoy segura de que nos veremos en algún momento. Gracias.